25 SA Lu d C o LEC Tiv A , B uenos A ires, 8(1):25-34, Enero - A bril,2012 artíCulo / ArTiCLE resumen Este artículo presenta algunas contribuciones metodológicas y una innova- ción conceptual para pensar la producción del cuidado en salud, a partir de una inves- tigación sobre el acceso y las barreras en salud mental realizada en la municipalidad de Campinas (San Pablo, Brasil). La investigación utilizó el abordaje cartográfico y, a partir de una identificación inicial de los casos más complejos (por parte de los equi- pos de trabajadores), adoptó a los usuarios como guías para recorrer los diferentes pla- nos de producción de sus vidas y evaluar la posibilidad de armar, o no, una red de conexiones existenciales productoras de vida como analizador fundamental del acceso o barrera al cuidado. palabras Clave Accesibilidad a los Servicios de Salud; Salud Mental; Cartografía. abstraCt This article presents methodological contributions and a conceptual innovation for thinking about the production of health care, stemming from a study on access and barriers in mental health carried out in the municipality of Campinas (São Paulo, Brazil). The study used a cartographic approach and, after an initial identification of the most complex cases (on the part of the teams of workers), adopted the users as guides to explore the different levels of production of their lives and to evaluate the possibility of forming a network of existential connections that produce life as a fundamental analyzer of access or barriers to care. key words Health Services Accessibility; Mental Health; Cartography. Contribuciones metodológicas para estudiar la producción del cuidado en salud: aprendizajes a partir de una investigación sobre barreras y acceso en salud mental Methodological contributions towards the study of health care production: lessons from a research study on barriers and access in mental health Merhy, Emerson Elias1; Feuerwerker, Laura Camargo Macruz2; Silva, Erminia3 1Doctor en Salud Colectiva. Profesor Titular, Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil. emerson.merhy@gmail.com 2Médica. Doctora en Salud Pública. Profesora, Universidade de São Paulo (USP). Investigadora, Departamento de Clínica Médica, Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil. laura.macruz@gmail.com 3Historiadora. Doctora en Historia de la Cultura. Profesora invitada, posgrado del Instituto de Arte, Universidade Estadual de São Paulo (UNESP). mina.silva@gmail.com 26 SA Lu d C o LE C Ti v A , B ue no s A ir es , 8 (1 ):2 5- 34 , E ne ro - A br il, 20 12 MErHy EE, FEuErwErkEr LCM, SiLvA E. apuestas Fundamentales dos apuestas fundamentales han orien- tado este trabajo, en términos de su construcción en el campo de los estudios cartográficos, como los entienden deleuze y Guattari en el capítulo “rizoma” del libro Mil Mesetas (1). La primera es la apuesta a la producción de diferentes sentidos en aquellos procesos de eva- luación en los que los investigadores y los investi- gados son los mismos. Para esto es necesario traba- jar la implicación y los afectos como constitutivos del campo de investigación y de la producción del conocimiento. Este proceso focaliza sobre la con- frontación entre lo que es evaluado y lo que se pro- duce como una doble implicación, ya que el obje- to de conocimiento es el propio hacer del investi- gador que, como tal, se confronta consigo mismo. Esa característica implicó exponer a los trabajado- res/investigadores a procesos de educación perma- nente (o sea, a analizar su propio quehacer) como modo de evaluar en acto e intervenir en acto sobre su trabajo y sobre sí mismos. La investigación, entonces, opera como dispositivo de subjetivación sobre los cuerpos colectivos de acción en el mundo del trabajo y como proceso de recolección de los saberes así producidos. La otra apuesta se expresó en la preten- sión de escapar a la clásica construcción de indica- dores habituales de los estudios evaluativos. Exploramos la posibilidad de identificar no solo las barreras que pudieran ser captadas por indicadores propuestos externamente, sino también las barreras y definiciones de acceso creadas por los propios constructores de las redes de cuidado –trabajado- res y usuarios– a partir de sus perspectivas. El equi- po decidió construir algoritmos que nos permitie- ran analizar la producción del cuidado en salud como modos singulares de construcción de redes de conexiones existenciales, los que terminaron siendo nuestros principales marcadores de sentido. Esta noción de redes no es de aprehen- sión inmediata, por lo que merece que se expli- cite su construcción. Las redes son el producto del diálogo entre la micropolítica del trabajo vivo y las apuestas de producción de cuidado en salud, en la defensa intransigente de la vida (2), con ciertas experiencias vividas en el campo de las prácticas de las luchas antimanicomiales (3). de un modo didáctico, la mejor forma de entenderla es a través de lo que conocemos del cuidado manicomial: aísla, disciplinariza moralmente y medicamentaliza a aquel que con- sidera un “enfermo mental”. En ese proceso, corta las múltiples redes de vínculos existenciales existentes y ofrece como única posibilidad otra red de conexión, que se presenta como más pro- tectora y controlada. Entendemos que con esto “condena” a alguien a vivir exclusivamente bajo redes de conexiones definidas a partir de la enfermedad como centro de la producción de una vida cual- quiera y se prohíben otras formas de vivir que no estén generadas a partir de ese territorio existen- cial. En esa dirección, Franco Basaglia (4) decía que debíamos colocar la enfermedad entre parén- tesis para que en las relaciones de producción de vida emerjan otras vidas posibles que no partieran de aquella condena de existir solo a partir de la enfermedad diagnosticada. Por eso, hablaba de la necesidad de hacer una reforma psiquiátrica en el campo del cuidado al loco. Ese camino, allí en el cotidiano del cui- dado en salud, significa para nosotros que la pro- ducción de redes de conexiones existenciales, al ser dirigida –e incluso ampliada– por una única posibilidad de ordenamiento, como en el caso de la vida enferma, no expresaría la producción de más vida y, como tal, sería visto por nosotros como barrera, por impedir nuevos sentidos de y en el vivir. desde esta perspectiva concebimos la producción de nuevas redes de conexiones exis- tenciales, como se verá en la descripción del estudio, y cómo esto está unido a un posiciona- miento de un cuidado en defensa de la vida indi- vidual y colectiva, del cual nos interesa el enri- quecimiento de las formas de vida, y cuán articu- lado está al campo de producción tecnológica en salud del trabajo vivo en acto (5). Para lograr esto, debimos innovar en los abordajes de investigación, pues queríamos aproximarnos al movimiento de los usuarios que, en sus nomadismos y encuentros, constru- yen redes de conexiones existenciales. También queríamos aproximarnos al movimiento de los trabajadores, que en la micropolítica de sus encuentros operan dispositivos que inhiben o facilitan esas conexiones. 27CoNTriBuCioNES METodoLóGiCAS PArA ESTudiAr LA ProduCCióN dEL CuidAdo EN SALud SA Lu d C o LEC Tiv A , B uenos A ires, 8(1):25-34, Enero - A bril,2012 Esto requirió, desde el diseño de la investigación, la construcción de un actuar colec- tivo con trabajadores de las redes instituidas de cuidado en salud mental, presuponiendo la micropolítica del trabajo vivo en acto como terre- no de su producción. Entonces, fue fundamental construir entre todos una ética de las relaciones necesarias para soportar un estudio tan delicado. Trabajar la ética de la producción del conocimiento, como tensión constitutiva entre el cuidar de sí y el conocerse a sí, demanda un gran esfuerzo para establecer que lo que hay de distinto en el otro me interesa, pero al mismo tiempo debe quedar claro que la intención no es colocarlo bajo análi- sis sin que el propio investigador se exponga al mismo proceso analítico. una vez más, operar en ese territorio en el flujo del trabajo vivo en acto requería una caja de herramientas que mezclara todo lo que estuvie- ra disponible y tuviera sentido. Comprendimos que el camino de la investigación cartográfica pre- sentaba esa ventaja: colocaba en acto, en actuali- zación, todos los ejes de fuerzas de los diversos regímenes de verdad que buscan emerger en el territorio micropolítico. la ConstruCCIÓn de la InvestIGaCIÓn y sus devenIres Propusimos Campinas (San Pablo) como campo para analizar el tema del acceso y las barreras en salud mental, por ser un munici- pio que cuenta con una extensa y rica red de atención en el área de salud. Esta red fue pionera en la producción de determinados dispositivos terapéuticos orientados por los principios de la defensa de la vida. Por su calificación y sofistica- ción, esta red nos pareció un excelente escenario para analizar las barreras y el acceso, ya que en otros casos podríamos estar analizando situacio- nes obvias determinadas por la falta de oferta. Este artículo es el producto de esta investigación desarrollada durante los años 2008 y 2011, titulada Acesso e barreira em uma com- plexa rede de cuidado: o caso de Campinas, rea- lizada a partir de una convocatoria conjunta del Ministerio de Salud y del Ministerio de Ciencia y Tecnología, por intermedio del Consejo Nacional de desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil. El equipo de investigación estuvo com- puesto por participantes de la Línea de Micropolítica del Trabajo y del Cuidado en Salud (universidade Federal do rio de Janeiro) y por trabajadores de la red de atención de salud men- tal del Servicio de Salud dr. Cândido Ferreira, de Campinas, Brasil. El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética en investigación del Hospital universitário Clementino Fraga Filho de la universidade Federal do rio de Janeiro. Conceptos importantes en la construcción metodológica Hay estudios en el campo del cuidado en salud que entienden la idea del territorio como algo físico, rígido y geográfico. En realidad, los individuos, en tanto usuarios de los estableci- mientos de salud, buscan generalmente formas de vínculos relacionales con diversos territorios posibles de un modo muy singular, tomando esa construcción como algo subjetivante. El concep- to de territorio es, entonces, existencial y situa- cional, y tiene muchos sentidos. de esta manera, los usuarios toman para sí, por un lado, el territorio geográfico socialmente constituido como un referencial que para ellos tiene sentido. Así, su barrio y todo lo que existe en él, en términos de equipamientos institucionales, son referencias subjetivas por estar en el campo de sentido territorial. Por otro lado, esa dimensión en sí es también cultural y, como tal, sobrepasa lo geográfico, de tal manera que los usuarios fabrican otra geografía: buscan además otras ofertas que consideran más adecua- das, situadas en otros sitios que no son los de su barrio o de su lugar de trabajo (2,6). En el campo del cuidado en salud men- tal (7), esa segunda situación es muy significativa. El usuario es un “nómade” por las redes de cui- dado, siendo incluso un fuerte protagonista de la producción de su propio cuidado (8,9). de allí surge un problema metodológi- co: situarse en los establecimientos de salud como lugar central para construir las fuentes de información no permite visibilizar el cuidado producido en toda su complejidad, la cual corre 28 SA Lu d C o LE C Ti v A , B ue no s A ir es , 8 (1 ):2 5- 34 , E ne ro - A br il, 20 12 MErHy EE, FEuErwErkEr LCM, SiLvA E. por los flujos existenciales que posibilitan los múltiples procesos relacionales construidos por los usuarios en sus modos de andar la vida (10). de ese modo, todos los usuarios de las redes de salud, aunque estén fuertemente vincu- lados a ciertos equipos de salud, no son sus usuarios exclusivos, a pesar de existir una fuer- te territorialización. Consumen y producen otros lazos. Son “nómades” en el sentido de que son productores de redes de conexiones exis- tenciales no previstas y conocidas en el mundo del cuidado; redes de conexiones que escapan a los lugares instituidos como propios por los ser- vicios de salud. Por lo tanto, nuestra cartografía no podría restringirse a la construcción de itinerarios terapéuticos. Era necesario caminar con los usua- rios y descubrir la producción, muchas veces en acto, de nuevas redes de conexiones. Entonces, todas las “estaciones de cuidado” serían fuentes para revelar el acceso y las barreras, pero no serían suficientes (11). En otras palabras, el usuario en general tiene un comportamiento “nómade” por las redes de conexión del cuidado, pues no utiliza solo los equipos de salud para obtener cuidado; produce otras y nuevas redes-acontecimientos, desterritorializadas, con su modo “nómade” de andar la vida (8). Así, las estaciones de cuidado eran fuentes iniciales importantes, pero resultaba imprescindible cruzar múltiples estrategias de investigación, capaces de operar los diversos regímenes de verdades que emergen, como por ejemplo, los producidos en los intensos procesos subjetivantes constituidos por la micropolítica de los encuentros imprevisibles, constitutivos de los diversos modos de andar la vida. debido a las características del propio campo de la salud y del modo en que se produ- cen los modos de vivir, sería necesario explorar el nomadismo singular de cada usuario, tomán- dolo como caso-guía, para percibir cómo cons- truyen nuevas redes de cuidado. Estas redes de cuidado pueden existir incluso fuera del sistema de salud, y son construidas por el usuario, muchas veces, con el propósito de vencer las barreras al cuidado. En otras ocasiones, estas redes fuera del sistema de salud se construyen por encuentros no previstos. Por eso es que incorporamos a la pers- pectiva metodológica de Merhy y Feuerwerker, ya utilizada en otras investigaciones (12,13), la metodología que la historiadora Ermínia Silva (14) utilizó en su investigación de la historia social de la cultura del circo-teatro. En tal investigación, para enfrentar el nomadismo de los artistas circenses y del mismo circo, la investigadora trabajó con la trayectoria de algunos artistas como guías que le han permi- tido mapear lugares, instituciones, prácticas y saberes. Así, pudo cartografiar redes con múlti- ples conexiones que le abrieron el acceso a diversas fuentes que le brindaron elementos de construcción de la memoria de el/los modo/s de vivir/es circenses, en la marcha nómade, típica de ese grupo social. En el estudio sobre salud mental, los equipos han sido las fuentes iniciales para llegar a los casos “usuario-guía” que permitieran mape- ar y analizar mejor, en una rica red sustitutiva con gran multiplicidad de ofertas, las barreras y accesibilidades al cuidado en salud mental. dado que la producción social de salud se realiza mediante el trabajo vivo en acto, la construcción del conocimiento sobre este trabajo exige ir más allá de la sencilla rela- ción sujeto/objeto. Esta característica del trabajo vivo en acto, que no puede ser registrada plena- mente, requiere que los propios investigadores estén directamente involucrados en esa produc- ción para que proporcionen, aunque de modo fragmentario, ciertas informaciones. Además, sustancialmente, como se trata de un proceso con implicancias narrativas, se necesita trabajar incesantemente en la búsqueda de otras fuentes, de distinta naturaleza, que en su multiplicidad permitan analizar, por intermedio de sus alteri- dades (5) el proceso de construcción de ciertos regímenes de verdad, como dicen Foucault y deleuze (15,16). los pasos de la InvestIGaCIÓn uno de los primeros debates estuvo vin- culado a la habitual práctica del campo de la investigación en salud de analizar a los usuarios tomando como referente el diagnóstico de su 29CoNTriBuCioNES METodoLóGiCAS PArA ESTudiAr LA ProduCCióN dEL CuidAdo EN SALud SA Lu d C o LEC Tiv A , B uenos A ires, 8(1):25-34, Enero - A bril,2012 enfermedad. El equipo discutió que si se partía solo de los diagnósticos, se produciría un significa- tivo desvío respecto a nuestras pretensiones, pues esos registros son producidos, en muchos casos, a partir de concepciones que toman los sufrimientos mentales bajo la óptica de la enfermedad, o sea, de un modo muy limitado. Los límites e implican- cias de esa perspectiva, de ese régimen de verdad, han sido ya identificados en estudios muy provo- cadores y reveladores, como los de Foucault sobre la emergencia de la locura y su construcción como objeto de la medicina psiquiátrica (17). Adoptar esa mirada implicaría someternos a limitaciones, pues los usuarios intensivos de servicios, que demandan cuidados en múltiples modalidades, no necesariamente son los que tienen los diagnósti- cos más dramáticos desde el punto de vista médi- co; son otros los elementos que crean esa comple- jidad y gravedad. Además, los diagnósticos se resumen en un código de la Clasificación internacional de Enfermedades, y se constituyen en una marca que tiende a restringir más que a ampliar, limitando las posibilidades de aquellos investigadores que buscan la producción de redes de conexiones existenciales. Los usuarios, con sus complejas vidas e implicaciones, van mucho más allá de lo que los diagnósticos permiten entrever, incluso como referencia para la producción del cuidado. Aún menos para una investigación como la que nos propusimos realizar. Empezamos, entonces, con las defini- ciones que produjo el grupo de trabajadores del área de salud mental de Campinas sobre los que serían “los locos muy locos”, es decir, aquellos que demandaban los servicios de los equipos de salud con mayor intensidad, en el cotidiano de la producción del cuidado. Estos “locos muy locos” eran los que exigían con su acción, la máxima capacidad de crear lógicas intercesoras de encuentros, independientemente del diagnóstico que portaban (2). de este modo, esperábamos obtener, como material de estudio, los modos de producir cierta atención a la locura, colocando en escena la tensión acceso/barrera como construcción coti- diana del cuidar y no necesariamente como pasa- je físico de un lugar situado afuera hacia otro lugar dentro del servicio de salud, o desde un nivel de cuidado hacia otro, como línea de acción en el campo de los servicios. Cada equipo –de los distintos tipos de servicios que componen la red de cuidados en salud mental– eligió un caso. Los casos fueron extensamente reconstruidos en el colectivo, a partir de las memorias de los mismos equipos. En un primer momento, el colectivo produjo trayec- torias de los flujogramas analizadores, mapas de los territorios existenciales, creando cierto proce- so cartográfico con cada una de las indicaciones. Todo esto se hizo de manera provisoria, solo con el sentido de la experimentación: fabricando marcadores y referenciales que nos permitieran movernos en aquellos territorios de conexiones. uno de los casos, el “caso Branca”, fue paradigmático para el desarrollo de los diseños de la investigación cartográfica, a partir del cual conformamos la noción que adoptaríamos poste- riormente referente a la construcción de “redes de conexiones existenciales”. Con este caso, per- cibimos la necesidad de cruzar la “historia de vida”, con la “historia de los núcleos familiares”, la “historia en el territorio de la vida común”, la “historia de las enfermedades”, la producción del “mapa de lo instituido en las conexiones con los servicios de salud”, y la necesidad de destacar en este mapeo el recorte de los servicios del campo del cuidado en salud mental. Además, percibimos que había muchas “Brancas” circulando en este estudio, definidas de modo situacional según las conexiones que se producían. Comprendimos la necesidad de seguir las narrativas que pudieran iluminar esas múltiples producciones y cruzarlas, hacerlas con- versar y buscar interpretarlas. Asimismo, com- prendimos que debíamos explorar todas las posi- bilidades de construcción narrativa de los diver- sos regímenes de verdad que operaban en nues- tra producción, en los “textos” que encontramos con la exploración y en el estudio de las fuentes registradas y orales que cada “caso” nos abría. Comprendimos claramente que la “historia de vida” es en realidad una multiplici- dad de historias y que narrarlas, a partir de dife- rentes fuentes, creaba planos de conexiones transversales que actuaban unos sobre otros, incluso confiriendo una imagen multifacética a la producción del vivir. desde esa perspectiva, no había un caso, sino muchas conexiones y líneas de sentido que se producían conforme se exponían los 30 SA Lu d C o LE C Ti v A , B ue no s A ir es , 8 (1 ):2 5- 34 , E ne ro - A br il, 20 12 MErHy EE, FEuErwErkEr LCM, SiLvA E. encuentros, que no eran solo “personificados”, sino que también eran otros tipos de aconteci- mientos, de diversa naturaleza. Por ejemplo, un encuentro con una obra de arte puede disparar nuevas líneas de fuerzas de subjetivación, redefi- niendo nuestros territorios existenciales y nuevas conexiones con los múltiples modos de vivir. Sin embargo, se tornó un desafío poder observar los diversos casos-guías frente a la diversidad de encuentros expuestos, en los que se actualizaban todo el tiempo las conexio- nes y las relaciones de poder bajo la lente de la producción de acceso y de barreras, que para ese entonces ya era comprendida como accio- namiento o inhibición de redes de conexiones existenciales. vale señalar que en esta construcción utilizamos de forma exploratoria el concepto- herramienta usuario-guía nómade, que desarro- llamos durante este proyecto tomando como referencia los estudios de Merhy y Chakkour (18), Merhy y Franco (19) (sobre herramientas analizadoras y mapas analíticos), y los trabajos de Silva (14). En este proceso percibimos que la misma producción de la memoria, como herra- mienta constructora de los casos, era tan solo una entre muchas posibilidades de recortes y que eso requería de una problematización más clara sobre las reglas de enunciación de esos recortes narrativos, inscritos en las memorias producidas. Para esa problematización, tomamos como ejemplo la necesidad de entender cómo las reglas de enunciación de la psiquiatría clásica imponen ciertos imaginarios y construcciones significantes sobre la locura como enfermedad, y los efectos que eso produce en los campos de fuerza de los procesos de subjetivaciones de los colectivos sociales. Por eso, buscamos crear nuestras propias enunciaciones y pensar sobre sus reglas, de modo que funcionaran como con- ceptos-herramientas que no fueran solo represen- taciones, sino también produjeran sentido en nuestras propias percepciones y afectos. A continuación vamos a presentar algunos componentes de la construcción de esos conceptos-herramientas, procurando mos- trar qué sentido tuvieron para nosotros en los diferentes momentos de la construcción de los “casos” estudiados. redes de conexiones existenciales En el estudio del “caso Branca”, corro- borado por los demás usuarios-guías, percibimos que podíamos generar mapas de sus formas de existencias que no eran lineales y no tenían nin- guna relación jerárquica en el diseño de sus modos de vivir, sino todo lo contrario. Muchas veces, esas formas de existencia eran disparadas en el mismo tiempo físico, lo que no implicaba el mismo tiempo lógico, obligándonos a construir esa imagen desde un campo de sentido singular, en el que ciertas relaciones y encuentros con otros –personas, servicios, establecimientos, eventos, etc.– tenían pertinencia, lo que nos per- mitía hablar de conexiones existenciales específi- cas. Aparecían varios tipos de redes en paralelo que producían sentido en sí mismas y que irrum- pían en las otras, sin pedir permiso y sin mante- ner relaciones de subordinación o determinación entre ellas. trayectorias de vida Como trabajamos con usuarios-guía nómades, nos dejamos llevar por sus “n-1” tra- yectos (fórmula de la multiplicidad), intentando recorrerlos y dibujarlos, dándoles registro visual. Percibimos que era posible conferir una línea de significación para ciertos trayectos, por ejemplo: trayecto como enfermo mental; como alumno de cierto curso; como trabajador de cierto tipo; como miembro de cierto grupo. No nos preocupamos en definir si estaban relacio- nados o no, si tenían o no líneas de determina- ciones. No fue ese nuestro foco. Pretendíamos hablar de los “n-1” modos de producir caminos, persiguiéndolos en las redes en que se inserta- ban y constituían efectivamente, generando resultados, a veces imprevisibles, y con efectos en el campo de las relaciones de salud, pero sin posibilidad de ser considerados del orden del cuidado o protocolizados como ejes tecnológi- cos de acciones en salud. Cosas que tenían sen- tido para algunos usuarios-guías, eran justifica- ciones para el alejamiento de otros. 31CoNTriBuCioNES METodoLóGiCAS PArA ESTudiAr LA ProduCCióN dEL CuidAdo EN SALud SA Lu d C o LEC Tiv A , B uenos A ires, 8(1):25-34, Enero - A bril,2012 Historia de vida No es posible encontrar una linealidad en esta construcción, ni hay un único modo de traerla hacia el relato de la investigación. Por eso, tradujimos esa historia en muchas historias. Historia de los núcleos familiares Percibimos que una de las historias que producía muchos efectos en el mismo campo de cuidado, tenía que ver con la forma de construc- ción de las trayectorias en las redes de conexio- nes existenciales en lo que se podía reconocer como núcleo familiar. Por ejemplo, el modo como ciertos comportamientos de un joven fue- ron considerados “bizarros” y terminaron por lle- varlo a una internación manicomial, con serias consecuencias para otras producciones de su existencia. Aunque no observamos líneas obliga- torias de determinación, sí vimos la producción de efectos en los otros territorios. Joaquim y Magda, dos de los usuarios- guías estudiados, nos aportaron muchos elemen- tos para comprender estos procesos. Al enmarcar sus situaciones en las narrativas de sus familiares, pudimos observar la construcción –también ima- ginaria– de que eran locos y como tal “merecían” cierto tipo de cuidado y observación. Ese lugar de la historia de los núcleos familiares, teniendo como eje ordenador el usuario-guía nómade, fue muy rico en nuestro material, pero requería com- prender además lo que esos usuarios acarreaban como efecto de los encuentros en otro territorio no reconocido como familiar: el territorio de la vida común. Historia del territorio de la vida común Aquí destacamos todas las posibilidades de conexiones, de diferentes tipos y totalmente imprevisibles, que nos permitieron rescatar las historias de los usuarios-guías con otras personas, más allá de la familia. Por ejemplo, de niño Joaquim vivía en un área rural, tenía múltiples vínculos con otros que no pertenecían al núcleo familiar, otras actividades y encuentros no defini- dos a priori. Poder contar con algunas de esas historias en la construcción de las narrativas no es fácil dado que recurrir a las fuentes pasadas es casi imposible, pero afortunadamente en algunos casos todavía había vestigios de esa producción, a la que pudimos acceder. Ese territorio de la vida común es muy rico en efectos sobre el campo de la enfermedad y de la vida en general. Historia de las enfermedades En nuestros casos, estas historias fueron las de mayor riqueza narrativa, pues constituyen la centralidad producida en los modos de vivir de los usuarios a partir de las trayectorias construidas como “locos”. Aquí las narrativas están muy mar- cadas por las reglas de enunciación que cruzan la construcción discursiva de las distintas fuentes, originadas institucionalmente en los servicios de salud. Es usual que el usuario sea reducido a un diagnóstico o a cierto estereotipo que construyen los servicios a través de los trabajadores y de las características institucionales. Por eso, el “Joaquim” de la época del manicomio es distinto del “Joaquim” de los servicios sustitutivos. mapa de lo instituido a partir de las conexiones con los servicios de salud Este mapeo procuró dar visibilidad a los distintos tipos de servicios a los que estuvieron vinculados los casos y que los han instituido como usuarios. Se aproxima a la posibilidad de trabajar con la idea de itinerario terapéutico, pero como ese mapa es demarcado por lo estructura- do, fue necesario invadirlo con otras narrativas, incluso las que actualizan las redes de cuidado, hechas por los cuidadores efectivos (que son diversos, de diferentes lugares, variando en el tiempo), para que se pueda traer a la escena la micropolítica del trabajo vivo en acto, desorde- nando la narrativa de lo instituido. Redes de cuidado en acción: modos nómades del usuario-guía para moverse a través de sus múltiples modos de vivir Ese lugar ha sido clave para avanzar tanto en la lógica cartográfica que se fue produ- ciendo, como en los diversos trayectos y cone- xiones que ha posibilitado el territorio del cuida- do. Su visibilidad se dio en la medida en que, por 32 SA Lu d C o LE C Ti v A , B ue no s A ir es , 8 (1 ):2 5- 34 , E ne ro - A br il, 20 12 MErHy EE, FEuErwErkEr LCM, SiLvA E. medio de las narrativas y registros, pudimos abor- dar la tensión entre la micropolítica del hacer en acto –construyendo la relación cuidador-cuida- do– y el mundo del trabajo muerto, instituido en las normas y reglas de acción de las organizacio- nes e instituciones del cuidado en salud. Por ejemplo, Magda, en distintos momentos se reencontró en las conexiones que logró producir y por las que fue producida, en el universo que la había atravesado en sus encuen- tros en un centro de atención psicosocial (CAPS), tanto con los demás usuarios, como con su equi- po de referencia, o cuando se fue a vivir a una pensión y se relacionó con la propietaria. Construir ese mapeo con las informaciones de las fuentes ha sido fundamental. un ConstruCto IntenCIonal del estudIo: el alGorItmo “medIdor” de aCCeso y barreras Buscar indicadores de acceso y barreras es un esfuerzo clásico en el campo de la salud, generalmente limitado a la construcción de indi- cadores cuantitativos, como por ejemplo: § Número de gestantes con cuidado prenatal en el primer trimestre del embarazo. § Número de niños menores de un año con vacu- nación completa contra la polio. § Número de usuarios esquizofrénicos que logra- ron consultas en un centro de atención psico- social de su territorio. § Número de portadores de catarata sometidos a cirugía correctiva en una determinada pobla- ción y territorio. § Número de pacientes de la red de cuidado en salud mental internados en manicomios en su región o fuera de ella. § Número de pacientes con sufrimiento mental atendidos en los servicios de urgencia y emer- gencia que han sido inscritos en el centro de atención psicosocial de su territorio. Son muchos los indicadores ya inventa- dos para evaluar los servicios o las redes de cui- dado. Todos son muy pertinentes, pero todos conllevan una marca: el acceso o la barrera como fenómeno casi material y físico de alguien “de afuera” que logra o no entrar dentro del servicio y obtener la posibilidad del cuidado, sea un ser- vicio específico como un centro de atención psi- cosocial, una modalidad de cuidado, la interna- ción o un taller terapéutico. Pero esos indicadores no suelen revelar, como demostramos en este estudio, otras dimen- siones fundamentales, dado que muchas veces “entrar” a una cierta red de cuidado puede ser el mejor camino para una barrera, desde el punto de vista de la construcción de un cuidado pro- ductor de “más vida” en los modos de existir de una persona. vemos aquí un reto complejo que que- remos expresar en este artículo al mostrar cómo intentamos enfrentar el problema de construir indicadores de procesos que solo se pueden aprender cualitativamente. Así apostamos a la posibilidad de construir un “algoritmo”, partien- do de una cuestión bien sencilla: § Alguien que está siendo cuidado, ¿está amplian- do o disminuyendo sus redes de conexiones existenciales? § Si la respuesta es afirmativa, entonces hay pro- ducción de más vida. § Si la respuesta es negativa, entonces es necesario reconocer que el acceso a ese cuidado está pro- duciendo barreras para un vivir más calificado. o sea, dependiendo del caso y del modo, el cuidado al que se ha accedido y está establecido puede funcionar como barrera para la producción de la vida. Entonces ese algorit- mo puede indicar algo respecto de nuestro objeto de investigación. o mejor, creemos que indica cualitativamente, sin números, pero con fuerza expresiva la producción de modos de vivir más productores de vida en el campo exis- tencial de alguien. Por eso, repetimos: “se debe mirar acceso y barrera bajo la lógica de producir/inhi- bir conexiones existenciales”, lo que podría indi- carnos un producto innovador de este estudio. obtuvimos esa imagen a partir de la pobreza, o mejor dicho, de la miseria de las opciones producidas por las internaciones en ins- tituciones cerradas. En el modo manicomial de cuidar, se genera más capacidad para producir 33CoNTriBuCioNES METodoLóGiCAS PArA ESTudiAr LA ProduCCióN dEL CuidAdo EN SALud SA Lu d C o LEC Tiv A , B uenos A ires, 8(1):25-34, Enero - A bril,2012 muerte, que redes de conexiones de vida. y, por lo tanto se producen barreras al cuidado. Asimismo, en instituciones no cerradas como los centros de atención psicosocial o equi- valentes, se pueden identificar situaciones en las que el mismo manejo clínico puede constituirse como barrera o al contrario. Mirar todo proceso de cuidado instituido en los establecimientos o en los encuentros en general como generadores de efectos terapéuticos, desde el ángulo de la producción de identidades y de contractualización, abre para nosotros nue- vos universos en la producción de conocimiento sobre el eje investigado. imaginamos que esa construcción puede adquirir la fuerza de un nuevo tipo de indicador para ser utilizado en las evaluaciones de las redes de cuidado en general y no solo en el campo de la salud mental. aGradeCImIentos La construcción de este texto pertenece también a los trabajadores de la red de cuidado en salud men- tal del Servicio de Salud dr. Cândido Ferreira, que han participado activamente en la investigación men- cionada, la cual fue financiada por el Consejo Nacional de desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) a través de la convocatoria No. 033/2008 del área de Salud Mental. reFerenCIas bIblIoGráFICas 1. deleuze G, Guattari F. Mil Platôs: Capitalismo e Esquizofrenia. 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